El latigo de un solo cuerpo. Generalidades


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El Ministerio de Cultura y Deporte espanol afirma en su web, y cito textualmente, refiriendose a un latigo de canamo del siglo XV ( ver imagen):

El uso de latigos ha servido para modificar la actitud de los animales haciendo que varien su comportamiento en el sentido que le interesa al ser humano, bien sea de manera expeditiva mediante el dolor que produce el golpeo, o bien mediante el ruido de su chasquido (una vez comprobado como este se asocia con el dolor). En concreto este latigo se debio usar en la direccion del ganado durante el pastoreo y dada la presencia de un ojal en su extremo, es posible que fuera usado con un mango.

Las menciones al latigo para conducir al ganado trashumante se documentan de manera reiterativa en un conocido texto frances –la Instruccion para pastores y ganaderos del conde de Daubenton– que se tradujo al castellano en 1799, con adiciones.

El latigo clasico, entendido como latigo de un solo cuerpo, tira o linea y de entre 1,20 y 3,50 de largo, es probablemente uno de los accesorios menos usado en la realidad de las practicas bdsm, pero tambien uno de los mas “sonados”. Voy a tratar de dar en esta aportacion algunas breves indicaciones, que sirvan como base de experimentacion a quien lo desee. En el futuro, siempre que usemos la palabra “latigo”, nos referiremos exclusivamente a uno del tipo descrito en el encabezado.

En primer lugar, la mencionada dicotomia tiene principalmente tres causas:

Una cierta dificultad en su compra y/o confeccion. Las fustas se encuentran en cualquier tienda de deportes de una pequena ciudad, incluso en muchas tiendas rurales, a un precio bastante asequible. En sex-shops, se encuentra siempre algun que otro modelo –eso si, mucho mas caros y con “adornos” de dudoso estilo, aunque simpaticos a veces. Las varas o canes son bastante faciles de confeccionar: basta con dar una vuelta por un bosque mediterraneo durante un par de horas, si se trata de probar. Para usos mas repetidos, se aconseja el ratan (nunca el bambu) o la vara o junquillo de fresno. Y los nuevecolas o floggers, pueden adquirirse cada vez en mayor numero en sex-shops o confeccionarse si se tienen ciertos conocimientos minimos (no es preciso ser un artesano).

Pero el latigo es mas complejo de confeccionar: el que adquiera la elasticidad y propiedades adecuadas para desarrollar sus capacidades cineticas, no siempre esta al alcance de todo aficionado. Y su compra no es sencilla: no es frecuente en sex-shops menores, salvo imitaciones chuscas, sin valor real, aunque de altisimo precio. Y aunque hay comercios especializados, no son conocidos por todos: accesorios para hipica y adiestramiento, elementos para profesionales de la hipica y del circo, etcetera. En Madrid, por ejemplo, en la Ribera de Curtidores se pueden adquirir algunos de calidad a un precio muy razonable, por debajo de los 25 euros.

La dificultad en su uso correcto: una fusta, un nuevecolas o flogger suave, una vara, dejando al margen su forma y materiales (que tienen sin duda mucha importancia) son relativamente sencillos de usar: pronto se aprende a relacionar impulso del brazo y potencia del golpe, con el efecto causado de forma casi proporcional. Se puede precisar el lugar donde se efectua el golpe, y los efectos son predecibles tras una no dilatada experiencia. Cualquier persona sin la mas minima experiencia, pero con un calculado sentido comun y prudencia, estara razonablemente segura de poder usarlos, con ciertos resultados, desde el primer momento (aunque en el uso intensivo, se equivoca: precisa tambien experiencia y conocimientos). Pronto se convierten en extensiones naturales del brazo, que pueden graduarse, desde una casi-caricia hasta un golpe de gran intensidad.

El Latigo, es un elemento distinto. No es una extension natural de la mano: no permitas que nadie te cuente semejante patrana. Tiene su propia cinetica; una vez liberado, sigue reglas propias, y no constituye ninguna extension del brazo. Y por ello, al neofito puede parecerle caprichoso, con vida propia, que se le antojara impredecible. Se puede acariciar con el, o dejar en un par de minutos una espalda abierta como una granada. Se puede golpear un pezon con un efecto casi orgasmico para la propietaria del mismo, o con un solo golpe seco, dejar insensible un hombro durante dias. Y no siempre depende de la potencia aplicada, no existe aqui ese factor de proporcionalidad univoca. Hay que recordar al respecto, que en las legiones romanas el castigo con 10 latigazos llevaba incorporado la aceptacion de que el soldado castigado, estaria inhabil para el combate uno o dos dias, mientras que 40 latigazos equivalia en la practica a una sentencia de muerte. Y el verdugo que aplicaba la sentencia, era SIEMPRE el mismo, distinto de los que se usaban para otros castigos. Se usaba generalmente un latigo muy pesado, realizado de tiras trenzadas de cuero de buey, que era tremendamente flexible pese a su peso, consistencia y grosor, debido al trenzado muy sofisticado con el que se elaboraba. Podia medir entre 2 y 3 metros, con un engrosamiento en la zona que se usaba como mango, que iba luego en disminucion hasta acabar en una tralla final.

A este respecto, si alguien os comenta que ha usado durante una sesion, de forma agresiva, un latigo de tres metros, sonreir y responder: “No me digas, forastero”. Porque aparte de la enorme dificultad en manejar un articulo de esas dimensiones, el tema es de logica matematica. Un instrumento asi, junto con la extension del brazo y el cuerpo inclinado y acompanando el golpe, significa una linea limpia de 4,5 metros, es decir un diametro libre de 9 metros, equivalente a un recinto cuadrado libre de todo obstaculo de unos 10x10 = 100 m2. Una mazmorra de imperiales dimensiones... (Otra cosa bien distinta son las trallas de cochero, de unos 3 metros. Estas solo precisan un espacio libre entre el dominante y el cuerpo de la sumisa, de unos 4 metros, mas 1,5 hacia atras. Y otra cosa es tambien el uso del latigo por parte de los grandes profesionales -en muchos estados de la Union, en Canada y Australia, esta considerado como deporte nacional-, capaces de restallar un tres metros en un ascensor holgado. Pero no estamos aqui para tratar de emular a Indiana Jones, ni para alcanzar la Olimpiada Friki del Latigo del Oeste, ?verdad?).

Sin duda con el latigo se pueden producir marcas semipermanentes (aquellas que tardan mas de dos-tres semanas en desaparecer: dejamos aqui al margen las huellas permanentes, con rotura de la epidermis o incluso de la dermis) con mayor facilidad y menor esfuerzo que con cualquiera de los otros instrumentos de azote, pero con menores riesgos para ello tambien, debido a su uso real, que suele ser moderado y superficial. Como en el caso anterior del 9colas, la vara o cane, por ejemplo, es capaz de producir lesiones internas y oseas, realmente peligrosas, a poco que quien la use se aparte de los procedimientos seguros. Sin embargo, la repeticion en el empleo del latigo, junto con la potencia maxima, puede producir tambien lesiones importantes de la dermis, con perdida seria de sangre y cicatrices permanentes. Por esa razon, precisamente, en muchos paises occidentales esta considerado como un arma.

Por otra parte, el latigo es el unico instrumento que permite, si se maneja con soltura, habilidad y precision, una casi perfecta sincronia entre el impacto sobre un area pequena (por ejemplo un pezon) y el efecto que se desea causar (desde un roce ligero, hasta una profunda marca), sin apenas variar el modo o la cadencia del castigo, por lo que facilita cambios abruptos y casi instantaneos del ritmo en la sesion.

Todo ello dificulta tremendamente su uso por parte de un dominante inexperto, y hace que dicho uso, en la practica, en la region latina sea absolutamente minoritario. Probablemente menos del 2 % de las sumisas hayan tenido alguna experiencia con la flagelacion por latigo, pese a que sin duda es una vivencia que contiene todos los elementos de magico dramatismo para ambas partes, y siempre presente en relatos e historias.





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